Pelis: Waltz with Bashir (Ari Folman)

Con todo su poder formal ( Lo grotesco de la guerra se convierte en belleza; la poesía encontrada en la basura, la poesía en las imágenes del horror, como si de Apocalypse now se tratara), Waltz with Bashir narra la historia autobiográfica del propio director del film dentro de la guerra del Líbano, en la que participó como soldado del ejército hebreo.

Ejercicio catártico (porque al final lo que se persigue es la purificación del individuo, aprender de los errores para que no se vuelvan a repetir) que tiene como objetivo rellenar los espacios en su memoria, con el objetivo de recordar la masacre en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Satila, donde en plena guerra, y ante el beneplácito del ejército israelí, un grupo de falangistas cristianos asesinaron a casi 1500 civiles.

La historia, brutal, se reconstruye a través de recuerdos, sueños, subconsciente y declaraciones de los protagonistas, que se entrecruzan para configurar un testimonio que nos habla del miedo (de unos soldados jóvenes, inexpertos y todavía inocentes, ante una guerra que no comprenden), y, por encima de todo, un inmenso sentimiento de culpa de un hijo del horror de Auschwitz, que se pregunta, asombrado, con qué facilidad la víctima se convierte en victimario.

El viaje del protagonista termina con una reflexión visual estremecedora (los últimos dos minutos son durísimos), y la llamada de atención a la memoria colectiva de su país, que con el olvido ha ejercido, a lo largo de todos estos años, un papel cómplice en los crímenes cometidos en nombre de la formación del Estado de Israel.


Imprescindible, de verdad.

Un 9.5