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sábado, 30 de junio de 2012

Grupo de la semana: St. Vincent




Junto a Pj Harvey, St. Vincent es la intérprete femenina que más me interesa de los últimos años. Comparte con la autora de obras maestras como 'Let england shake' (2011) o 'To bring you my love' (1995) una voz excepcional y el inconformismo necesario para seguir subiendo escalones, pero mientras que la inglesa se maneja en la pasión y en el desorden, St. Vincent se encadena en un gélido hieratismo. Al inevitable aroma arty se le suman una melodía desarrollada de forma ultraprecisa, una estructura armónica difícil, elevadas orquestaciones y una producción perfecta. Factores que hacen que, si no le prestas mucha atención, o si no empatizas, te pueda llegar a sonar a pedantería artificiosa. Pero si te dejas dominar por sus tensos ambientes captas que detrás de ese formalismo se esconden canciones, canciones tremendas, que la emparentan con correligionarios como Sufjan Stevens o DM Stith. Y en ese punto ya quedas prendido de Annie Clark/St. Vincent.

.'Marry Me' (2007). Es su elepé más flojucho, pero eso no significa que baje del notable. Tiene cortes irregulares ('All my stars aligned', 'What me worry' o 'Jesus Saves, I Spend') y se echa en falta las bases electrónicas que aparecerían en el siguiente trabajo. Pero las buenas ideas ya están ahí, con esas instrumentaciones perfectas ('Marry me'), ese preciosismo sonoro ('Paris burning') y esa tensión contenida ('Your lips are red').

.'Actor' (2009). Este ya es un sobresaliente. 'Actor out of work', 'The strangers' o 'Marrow' son temazos, pero más allá de momentos brillantes, destaca un ideario coherente y elegante, uniendo el virtuosismo con un intenso fondo sonoro para construir sin dificultades un universo envolvente, repleto de extrañas esquinas, extremadamente original.

.'Strange Mercy' (2011). Annie Clark suena más madura y, si es posible, más convincente, persiguiendo antes la experimentación y el desconcierto que el estribillo. 'Cruel' o 'Cheerleader' son una barbaridad, y el conjunto del álbum alcanza niveles de obra maestra.








viernes, 29 de junio de 2012

Grupo de Expertos Solynieve en Ourense (27/06)




Como leí una vez en la Rockdelux, pocos grupos sonríen más en el escenario que Grupo de Expertos. Este sentimiento de buenrollismo se transmite, y si ya en el Primavera de este año ofrecieron un directo estupendo, el pasado miércoles en la Praza Maior de Ourense lo volvieron a bordar.

Arrancaron tranquilos, apoyándose mayoritariamente en el 'Eje de la Tierra' (2012), ocasionalmente alternado con material de las anteriores referencias; incluso hubo espacio para 'Viento del nogal' del EP 'Antiguo y Nuevo' (2008). Sonaron 'Perros muertos', 'Alegato meridional', 'Pequeños' o 'La balada de buscando mi destino'.

Con 'Tú misionero de Dios' (que me recordó las ganas que tengo de ver a Los Evangelistas), la mística presente subió de sopetón varios escalones. Una canción así funciona inevitablemente como factor diferencial de un directo, y Jota y sus colegas la aprovecharon para, mientras estremecían los nervios del indefenso espectador, cambiar de tercio y abrirse a un nuevo espacio.

Fue en esta nueva área donde el concierto terminó de romper. 'La reconquista de Graná' sonó a lo que tiene que sonar, una canción de primera. 'Se ve que hay calidad', 'Por qué no te largas de aquí' y 'Una muerte lenta y dolorosa' mantuvieron holgadamente el nivel, e incluso la insípida (en disco) 'Merienda de negros' convenció a cualquiera.

Y es que ya era muy complicado romper la empatía entre el grupo y público, que se vería definitivamente reforzada en la recta final. Primero con 'Claro y meridiano', más sucia que nunca. Después llegó otro momento cumbre, con 'La Reina de Inglaterra', el corte más planetas de su repertorio y en la que incluso Jota abandonó la guitarra para adoptar su épica pose de frontman, pitillo en mano, como en las grandes citas.  Para terminar de cerrar, dos bises, 'Déjame vivir con alegría' y 'Una pila de cosas', dos temas imprescindibles para entender lo que busca proyectar al mundo este grupazo.




domingo, 17 de junio de 2012

Cierraelmaletero Express


The Posies / Frosting on the bleater - 9
Según lo que les he podido escuchar, The Posies tienen dos discos imprescindibles, el 'Amazing Disgrace' (1996) y este 'Frosting on the bleater' (1993). Y es que además de poseer unos cuantos pelotazos ('Dream all day', 'Solar sister' o 'Lights out'), el elepé permitió vislumbrar el giro respecto a sus primeras referencias. Más maduros, los de Seattle mezclan sabiamente la melodía y los juegos de voces deudores del power-pop con un fondo ruidoso que les hizo crecer y convertirlos en una de las referencias indiscutibles del género, junto a por ejemplo Teenage Fanclub.



Smog / Red apple falls - 10
Bill Callahan (aka Smog) es uno de los grandes, seguro. En los últimos años no he encontrado a nadie como él, con ese sabor, en el camino de la tradición del songwriter pero revertiendo la fórmula a su antojo. Con el poder para hacer algo emocionante y perdurable partiendo de unos parámetros tan sencillos como su voz, unas pocas frases y unos arreglos tirando a la sencillez. 'Red apple falls' (1997) quizás sea junto a 'Dongs of sevotion' (2000) mi referencia favorita de su discografía, por canciones como 'To be of use' o 'Blood red bird', tan perfectas como el disco, uno de los mejores de los 90'.



Lift to Experience / The Texas-Jerusalem Crossroads - 8,5
Ok, admito que este elepé tiene alguna parte algo irregular, y que el rollito apocalíptico (el líder Josh T. Pearson necesitó tratamiento psiquiátrico, luego lanzaría el notable 'Last of the country gentlemen' -2011-) puede distraer un poco. Pero si se le da algo de tiempo, este disco permanece. Tiene cortes increíbles, con una tremenda épica post-rock ('Waiting on hit', 'Falling from cloud 9' o la tremenda 'Theses are the days'), y por encima de todo termina destacando el impresionante uso que se le da a las subidas y bajadas emocionales, que desprenden un aire de autenticidad irresistible. Mola.




lunes, 11 de junio de 2012

Sr Chinarro en la Sala Karma (Pontevedra 09/06)

Autógrafo del Sr Chinarro en el Lego a las 4 de la mañana.
Muy grande.
Antes de nada, debo declarar dos herejías: Herejía número uno, este fue mi primer concierto del Sr Chinarro. Herejía número dos, entré al Sr Chinarro con el disco "Presidente".
Explicado esto, y a sabiendas que la segunda es dolorosa, hablemos del concierto.

Era una noche lluviosa e incómoda, y los ánimos no estaban demasiado altos. Además no sabíamos muy bien que esperarnos: a un concierto de este hombre no llegas para nada virgen y con una mezcolanza terrible de ideas. Has oído de todo sobre su persona, sus conciertos, o sus discos, pero tú, como recién iniciado a la secta chinarrista (menos secta ya que nunca), miras y asientes sin convencimiento. Entrar así, tan tarde y sin vivir su curiosa evolución, te cura de espanto. De entrada has aceptado lo que a muchos les cuesta y costará aceptar, y lo vives de otra manera.
Con estas confusas expectativas, llegamos a la Karma (primera vez, sí, tercera herejía) y nos la encontramos casi vacía. Vale que se publicitó pobremente (encontrar carteles en otras ciudades era un milagro), pero esperabas algo más. Aún así ¿ver al Sr Chinarro en una sala tan pequeñita y con tan poca gente? Lujazo. Y otra sorpresa más (realmente no tanta), la edad media debía rondar sobre los 40 años. Vamos, todos eran como amigos de toda la vida de el Chinarro. Y ese fue el tono, sí, un concierto entre amigos.
Nuestro amigo Antonio se hizo de rogar, y mientras comentabas lo que te gustaba la sala, o lo generoso de los cubatas,  el tiempo pasaba. Y ahí estábamos, sentados en los escalones de la pista, como en el salón de casa.
Antonio y su banda se dejaron ver fugazmente para meterse en el backstage, levantándonos para coger sitio en primera fila. Innecesario, ya que había espacio de sobra, y la gente no tenía edad ni ganas para hacer pogos enfrente del cantante. Calma y buen rollo.
Mientras el cubata (muy rico) bajaba con facilidad y te apetecía otro, Antonio y su banda no se decidían a salir. Pero nadie parecía impacientarse, todos reían y hablaban con tranquilidad. Al final, bien pasada la hora de comienzo oficial, salieron al escenario. Con mucho relajo se puso a afinar la guitarra, y se puso a bromear con el público. Alguien le gritó "¡Elegante!" y el se rió mucho. También se oyeron muchos "¡Guapo!", por descontado. Total, un cachondeo.

Arrancó el concierto con 'Ni lo sé ni lo quiero pensar' anunciando ya la línea del setlist (que copié, incómodamente, en un borrador del móvil): una integración de los 4 últimos discos (de "El mundo según" (2006) a "Menos Samba" (2012)), casi en igualdad de condiciones, con incluso concesiones a "El porqué de mis peinados" (1997), con dos canciones, y una de "El fuego amigo" (2005). Yo, personalmente, tengo preferencia por este último disco, y hubiera pedido más, pero no me quejo.
La primera parte del concierto , hasta 'El lejano oeste', fue una fiesta sin igual.
Entre chascarrillos y buen rollo, la gente se animaba y al amigo Antonio estaba cada vez más cómodo. Se permitía hablar con el público, contestar a lo que le gritaban, e incluso tomar en cuenta las peticiones. La gente le reía las bromas y él se reía con ellos. Vamos, una fiesta de verdad.
La banda sonaba perfectamente ajustada, y aunque el sonido llegaba a saturar (la acústica no era ninguna maravilla), y su voz a veces no sonaba del todo bien, era más que aceptable.
Las canciones fueron volando una tras otra con fluidez, muy bien encajadas entre sí, demostrando que el señor Luque parece tener una conciencia clara de su música, de cual es el lugar de sus discos y canciones, y sabe como mostrarlo y hacerlas sonar juntas sin chirriar en directo (algo no tan fácil, teniendo en cuenta la variedad de su discografía). También es necesario un apunte: la gente se lo pasaba en grande con temas como 'Una llamada a la acción' (que pese a lo esperable, sonó muy bien) o 'San Borondón', pero cuando de verdad se les veía concentrados y disfrutando a otro nivel era con los temas viejunos.
Cayeron unas cuantas curiosidades, como enterarnos que 'Brasilia' fue realmente compuesta en Brasilia, donde fueron invitados por el Instituto Cervantes. Según nos contó, el embajador (que fumaba en pipa, como los de antes) dio buena cuenta del catering, y todos los intentos de la banda de llevarse al hotel a alguna chica brasileña "de prominente trasero" fracasaron. También dijo, no sin ironía, que "El porqué de mis peinados", pese a lo que digan, le gusta como disco, lo que pasa es que se ha olvidado de como se tocan la mayor parte de las canciones. Ah, y también, cayeron comentarios sobre Mariano y los tanques Leopard, muy al loro de la actualidad y las obligadas referencias al rescate, llegándonos a decir, que para permitirnos venir al concierto o estábamos en la mafia o nos habíamos colado.
El cambio, y el otro lado del concierto, llegó con 'Quiromántico'. En cuanto sonaron sus acordes, pasamos, así, de golpe, de la fiesta a la celebración religiosa. Fue, sin duda, el momentazo de la noche. En la versión, ruidista y alargada, le pudimos ver totalmente absorto, alejado del micrófono y mirando hacia la nada, tarareando los coros. Perfecto. A esta, le siguió 'Babieca', empastando con la anterior de manera mágica, y el tono de misa se alargó. Fue algo especial y en el público lo vivimos a lo grande.
Ya para acabar, como un puñetazo para despertarnos de la hipnosis y que nos largáramos contentos, una inspiradísima 'Hot mothers', que va ganando enteros como el temazo mayúsculo del polémico "Menos samba". Después, para sorpresa y disgusto del personal el amigo Antonio se despidió. Ante los pitidos, silbidos, y llamadas lastimeras, aún regresó para tocar 'Los ángeles' y como último gesto 'El rayo verde', que una mujer le suplicó a grito pelado, pero hasta ahí.
Corto, especial, ambiente agradable y todos con una sonrisa para casa.
Y viendo otras crónicas de conciertos recientes de este buenhombre (como la de nuestro querido Javier Rey) no sé yo si es que estaba este sábado especialmente inspirado, o es que yo soy demasiado fácil de ganar. Un poco de las dos cosas, supongo.

Para redondear la noche, me lo encontré en el Lego (a Antonio Luque, no a Javier Rey), y raudo y veloz  fui a la caza del autógrafo. El resultado es el que veis, encabezando la crónica. Molón es poco.

Y otra cosa más, ya entrada la madrugada me encontré con Xilo, que manda saludos a la parroquia.

Aquí el Setlist:

Ni lo sé ni lo quiero pensar
Los amores reñidos
Una llamada a la acción
Brasilia
Estrenos TV
Tu elixir
Anacronismo
El lejano oeste
San Borondón
La ley de Murphy
Del montón
Todo acerca del cariño
El gran poder
Vacaciones en el mar
Esplendor en la hierba
Quiromántico
Babieca
Hot mothers

(BIS)
Los ángeles
El rayo verde


viernes, 8 de junio de 2012

Discos: Una montaña es una montaña / Los Punsetes




Tras un recorrido de dos discos, Los Punsetes recopilaban ya una importante colección de singles potenciales ('Tus amigos', 'De moda', 'Dos policías', 'Fondo de armario', 'Maricas', 'Hospital Alchemilla'...) en los que exhibían unas letras potentísimas, inmediatas, que los hacían transparentemente atractivos y tarareables desde el primer instante. Pero ese abanico de canciones-hits escondía, o provocaba, o disimulaba, una carencia estructural de sus álbumes. Y es que pasado un tiempo se hacía complicado volver a escucharlos, ya habías absorbido lo que ofrecían. Es cierto que ese proceso de desgaste se había reducido algo en el 'LP2' (su primer trabajo es más una reunión de puñetazos punk que un elepé pensado como unidad), pero aún y con todo el poso de las canciones terminaba siendo borrado por el tiempo.

A la hora de formular 'Una montaña es una montaña', Los Punsetes han optado por la vía de la ambición. Basta una primera escucha para darse cuenta que es un álbum más maduro, en el que sus canciones crecen en la medida en la que disminuye su voluntad de querer hacer siempre un nuevo himno socarrón. No es que se haya descartado la antigua trayectoria (el estilo permanece), pero se ha explotado la siempre enriquecedora vía noise. Han añadido aristas y recovecos, y la voz de Ariadna cede una parte importante del protagonismo a las guitarras, que suman protagonismo para agrandar el producto final. 

Esa búsqueda lícita de trascendencia conceptual se refleja también en las letras. Sin perder el nihilismo de antaño, ahora también reflejan otras cosas además de analizar su contorno social inmediato. Se han quitado de encima el exceso de chulería un poco adolescente e incluso hay espacio para la política ('Los tecnócratas') o para canciones más densas como 'Los glaciares' o 'Malas tierras' que bajo una fórmula casi casi post-rock diseñan los cortes más brillantes del disco junto a la estupenda 'John Cage', 'Mis amigos' y 'Untitled', una preciosa canción de amor que rezuma ese espíritu maliciosamente tierno que siempre ha escondido bajo capas de mala baba el grupo madrileño. 

¿Habrá quién eche de menos la antigua etapa de himnos? Seguro. Pero no siempre tomarse en serio es algo malo, y aquí Los Punsetes lo demuestran con canciones.

8,75













jueves, 7 de junio de 2012

Crónica del Primavera Sound'12: Sábado (02/06)




Dejando a un lado la sensación de que en esta edición faltó en el Primavera Sound algo más de riesgo (al margen de las bandas de metal, el resto de las apuestas se anunciaban como cheques al portador), lo cierto es que pocas cosas se pueden reprochar al desarrollo de un festival que encontró en su último día un desenlace brillante. Los grandes respondieron (Beach House, Yo la Tengo, Atlas Sound...), Saint Etienne suplió con nota la baja de Bjork en el San Miguel y Grupo de Expertos y Lisabö se revelaron como los grandes triunfadores del apartado nacional.

Precisamente estos dos últimos grupos mencionados abrieron mi jornada festivalera. Un poco más allá de las siete de la tarde, Lisabö empezó en el Ray-ban un recital de lo que debe exhibir una banda de hardcore, post-hardcore o como se le quiera llamar. Quizás su propuesta se termine agotando un poco tras 45' de concierto, pero con tanto derroche de sudor y músculo, se les perdonan los matices.

Grupo de Expertos Solynieve mantuvieron las buenas noticias estatales con un directo precioso. Arrancaron hedonistas, dividiéndose entre el recuerdo a 'Alegato Meridional' (2006) y la presentación del 'Eje de la Tierra' (2012), y terminaron trascendentales, con un precioso homenaje a Pedro San Martín ('Calles y avenidas') seguido de 'Tú, misionero de Dios' (su mejor canción, seguro), que terminó de emocionar a los presentes.

A la carrera llegamos a Atlas Sound, con el tiempo justo para constatar que Bradford Cox ha puesto a su proyecto personal en la misma liga que Deerhunter. Balaceándose entre su vertiente crooner y su personal rock espacial, el de Atlanta dejó tras de sí un aroma de genialidad complicado de igualar en la música contemporánea.




En ese olimpo del siglo XXI, junto a Cox y otros pocos escogidos ocupan lugar preferente Beach House. Su concierto era de los marcados en rojo, y lo cierto es que fue increíble, sin duda el mejor momento de esta edición. Desde el primer acorde de 'Wild' se pudo apreciar que los de Baltimore aprovechan el directo para prolongar y potenciar su atmósfera de belleza y melancolía. Apoyándose en los recientes 'Bloom' (2010) y 'Teen Dream' (quizás se echó de menos un mayor recuerdo a 'Devotion'), forjaron un viaje perfecto por su imaginario. Y es que tan sólo hacía falta observar los rostros del público (la mayoría dejando escapar una lagrimilla furtiva) para apreciar la ascendencia imparable de Beach House. 

Tras volver a la realidad, tocó hacer un rápido recorrido por las propuestas de las once de la noche. Comencé viendo un poco de Shellac, incansables, realmente icónicos. Luego seguí con Chromatics, que revalidaron lo presagiado en su excelente 'Kill for Love' (2012); han crecido estilísticamente y de paso han aumentado tirón popular (aspecto en el que influye decisivamente la estética Drive), y terminé en Saint Etienne. Con una elegancia pasmosa, sorprende cómo construyen rompepistas con un gin-tonic en la mano. No era muy seguidor del grupo, me conquistaron.

Después llegó el momento Yo la Tengo. El sonido fue muy irregular (qué rabia), y a ellos quizás les faltó más concreción. Pero seguían siendo Yo la Tengo, y en momentos como 'Here to Fall' o 'Nothing to hide' se pudo apreciar su grandeza.

Nunca le encontré la gracia a la macarrería low-cost de Justice. Decidí ir a The Pop Group, y tras salir de allí escaldado (demasiado avant-garde para mi cerebro; eso sí, 'Y' mola) me arrastré antes de la despedida definitiva hasta Washed Out, que estuvieron bastante bien, con un set-list eficazmente distribuído, algo de agradecer tras infinitas horas de conciertos. 


miércoles, 6 de junio de 2012

Crónica del Primavera Sound'12: Viernes (01/06)




El viernes fue el día más flojo del Primavera. No es que se produjeran grandes decepciones, pero quizás el cartel quedó un tanto desequilibrado al cederle de forma inevitable el protagonismo al mastodóntico concierto de The Cure, de los que tampoco es que me considere muy fan.

La historia arrancó con Cuchillo, a los que llegué tarde y casi no pude disfrutar de un directo siempre espléndido. Otros que lucen en concierto son Other Lives, que se mostraron realmente estupendos a pesar de ser las seis de la tarde y caer el sol a plomo en el San Miguel (podían haberles buscado una hora un poco más propicia, méritos les sobran). The Chameleons nos mantuvieron la sonrisa, con una sucesión de hits a través de los que mostraron sus credenciales como padres del post-punk.

La propuesta de Dirty Beaches fue otro de los grandes aciertos del día, con su psicobilly industrial que transmite algo extraño, adictivo irremediablemente.




También rindió Girls. La adición de un coro gospel añadió cuerpo al desarrollo del show y mejoró las (notables) impresiones desprendidas en el pasado Primavera Club. Delicados, aún en sus momentos más ruidosos, el grupo de Owens mola un montón.

Tras ver los primeros tres cuartos de hora de The Cure, tiempo suficiente para constatar la buena forma de la banda de Robert Smith y su profundidad sonora en directo, abandoné el barco para llegar un poco a Dirty Three y otro poco a Wavves, que se marcaron un conciertazo. Trallazo tras trallazo, con su propuesta acelerada y honesta, conquistaron un escenario Mini semi-vacío.

Después llegó el turno de Codeine. Tenía muchísimas ganas de escucharlos, pero lo cierto es que me dejó un regusto amargo. Tras un arranque estupendo, en el que brillaron dentro de su enredado slowcore, su capacidad para perturbar se diluyó una pizca y terminé desconectado. Una lástima. Aprovechando la cercanía geográfica me pasé por el final de The Drums, y lo que vi fue convincente. Solidificando su estilo y con un sonido más afilado, sumado al carisma ya conocido de Jonathan Pierce, terminararon de construir un set muy disfrutable.

The Rapture me ayudó a cerrar el día. Cumplieron con lo que se esperaba de ellos, sin exhibiciones pero con un funk-rock que sirve perfectamente para formar un fiestón y mover los pies.

martes, 5 de junio de 2012

Crónica del Primavera Sound'12: Jueves (31/05)




La cercanía entre los escenarios Pitchfork y Vice permitió repartirse satisfactoriamente entre Pegasvs y Doble Pletina, dos de los proyectos estatales con más proyección. Ambos estuvieron solventes, aunque la hora no fuese la más amistosa, sobre todo para la electrónica de los barceloneses. Unos metros más apartado, La Estrella de David y su pop de contradicciones se mostró en forma, mérito de un carismático David Rodríguez.

El primer éxito del festival lo protagonizaron Linda Martini. El post-rock de los portugueses sonó contundente y sin concesiones, con una honestidad que mejoró lo que podíamos haber escuchado en 'Olhos de mongol' (2006) y 'Casa Ocupada' (2010).  La verdad es que nos encaminamos hacia Baxter Dury encantados de la vida, sensación  que el inglés prolongó sin dificultades, seduciendo con su pop moderno de hechuras clásicas, contrapunto a la chulería estilística de Archers of Loaf, que no defraudaron.




Sr. Chinarro elaboró la primera parte de su concierto casi exclusivamente en base al '¡Menos Samba!' (2012). Bien, pero sin alharacas, manejado con el piloto automático. A la mitad renuncié para llegar a The Afghan Whigs, sin duda uno de los mejores conciertos del festival. Trazando un arco entre el rock y el soul, balance de una trayectoria inmaculada,  el grupo se mostró exuberante, liderado por un Greg Dully con una aceleración infecciosa. Tremendos.

Tras la exhibición de Afghan Whigs, Mazzy Star funcionó como adormidera. Perfectos, con una Hope Sandoval magnética, reflejaron su propuesta elegante a través de un concierto diseñado para satisfacer al fan.



Una gran primera jornada del Primavera se vio confirmada con Wilco, una apuesta segura en directo. Engrasados, orgánicos, con un Jeff Tweedy en modo estelar, mostraron bazas seguras como 'Impossible Germany', 'Jesus etc.', o 'Poor places', y levantaron otra actuación a todas luces irreprochable. 

También consiguieron emocionar por momentos The XX. Menos impostados, más seguros, con el repertorio antiguo contextualizado y con sus nuevas canciones sonando más expansivas, la banda se va asentando progresivamente, mientras que convence a los escépticos por el camino.

Tras esto, Franz Ferdinand llevó su verbena al escenario grande del Fòrum. La trama no tiene secretos, y una vez la conoces el asunto pierde todo el interés, pero lo cierto es que a tenor de los resultados les sigue funcionando de maravilla. Y es que aún a pesar de los problemas de voz de Kapranos, su colección de hits entretuvo indiscutiblemente a una parroquia entregada.

El cansancio me impidió ver a Spiritualized, Japandroids y John Talabot (el sábado tampoco llegué a Neon Indian). Contratiempos de la edad supongo.