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viernes, 30 de enero de 2009

Series: A 2 metros bajo tierra


Olvídense de osos polares, asesinos en serie, superhéroes, huidas carcelarias o médicos guasones.

Aquí el único protagonista que tenemos es la vida. La Vida con mayúsculas, retratada en una familia (Los Fisher, propietarios de una funeraria), con los que, mientras avanza la trama, nos iremos confundiendo cada vez más, hasta no saber en que punto terminan sus miedos y empiezan los nuestros.

Con su particular tratado filosófico de la cotidianedad que tan bien había modelado en el personaje de Kevin Spacey en American Beauty, Alan Ball (creador también de True Blood) pone en el microscopio a la humanidad para analizarnos uno a uno, de manera tan certera que sobrecoge. En cada capítulo, con cada golpe de azar que zarandea a los personajes (porque la vida al final son los accidentes que rompen la rutina; el amor, el odio, la muerte) nos ata irremediablemente a nuestros propios sentimientos para hacernos reflexionar, nos guste o no, sobre lo poco que sabemos de nosotros mismos.

Y todo esto contado desde la muerte. La muerte y el humor negro. La muerte y la fina ironía que la rodea y que le otorga una desarmante naturalidad en medio de su particular baile, ajena a nuestras miserables existencias.

Porque A 2 metros bajo tierra es un agitador de conciencias que actúa como despertador, avisándonos de la necesidad de levantarse de una vez por todas, porque nuestra vida es un pequeño lapsus, y , más temprano que tarde, estaremos todos criando malvas.

4 comentarios:

  1. Es cosa mía o la estética es sumamente parecida a la de True Blood¿?
    Pues bien por ellos!!xD

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  2. Estará contento el señor Casciari, que la pone por las nubes tambien.Habra que verla.

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Hable ahora o calle para siempre.