Heroes de ayer y hoy. El mundo de Beakman.

Es necesario reinvindicar a Beakman.

No creo que ni a Joaquín Reyes se le hubiese ocurrido, en plenos 90', hacer un programa de ciencia para niños tan surrealista, desfasado y chanante como éste.

Qué tiempos. Era sentarse a merendar la nocilla y salir en el Xabarín (el mejor programa infantil de la historia; púdrete Megatrix), unos pingüinos (Don y Herb), sentados en un sofá en el Polo Norte, que se ponían a discutir sobre su precaria situación laboral y vida amorosa.
Luego, encendían la tele y aparecía un cientifico con unos pelos de jodido loco (Beakman), que acompañado de un tipo disfrazado de rata gigante (Lester) y otra ayudante (Liza), se ponían a responder a cartas redactadas por unos guionistas muy freaks, con preguntas a cada cual más surrealista.
Después, con la pregunta diaria más increíble, se ponían a hacer gilipolleces cientificas con materiales caseros, que más que nada eran gamberradas con las que flipábamos en colores. Beakman con unos huevos podridos y unas grapas te hacía una bomba atómica. Eso sí, para curarse en salud y evitar millonarias demandas de padres cabreados te avisaban que para hacer los experimentos era necesario la supervisión de un adulto. Por si acaso.

Además, también estaban sus particulares Celebrities (el cientifico se disfrazaba de algún inventor famoso con una peluca y cambiando un poco el acento) y la sección "el reto de Beakman", en el que básicamente el objetivo era humillar a Lester de cualquier forma posible, mediante alguna retorcida apuesta.

Aunque sólo fuera por lo de la Coca-Cola y los mentos ya merecerían una avenida en mi pueblo.