lunes, 26 de enero de 2009
Lo que el ojo no ve
Sorprendentemente, o no, lo cierto es que una edición más, y ya van 10, Gran Hermano se ha despedido con unas excelentes cifras de audiencia y liderando siempre su franja con cuotas de pantalla por encima del 25%
Este experimento sociológico (¿?), resiste mejor al paso del tiempo que el mismísimo Ramoncín. Se ha sabido reinventar año tras año, para pasar a formar parte de la cultura pop de nuestro país.
Desde luego que los directores de cástings lo tienen hecho con la cantidad de imbéciles que andan sueltos por la calle, pero este año, con la incorporación de Almudena (o Chiqui), se han superado a base de bien.
Yo solo me vi la gala final, pero media hora basta para darse cuenta del nacimiento de un verdadero monstruo televisivo (monstruíto más bien), que deja en paños menores a anteriores iconos del programa como Fresita, Kiko o Jorge Berrocal.
Punto aparte es la cantidad de líneas éticas que se han pasado por el forro de la gaita con la morbosa decisión de incluir a una enana entre los concursantes.
Tengo mis dudas si esto será un paso adelante en la integración social de este colectivo.
Señores de Telecinco, en vez de meterse en aguas tan pantanosas con una mentalidad bastante medieval, apuesten por la carnaza que todos queremos ver, y en la próxima edición metan a un grupo de Ultrasur y otro de Boixos Nois, o mismamente a partidarias de Ana Rosa y a parroquianas de Mº Teresa Campos.
The show must go on.
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Gran Hermano es como un virus. Se adapta y resiste y cada vez se hace más fuerte... en fin, quizás la solución final sea la que muestran en "Dead Set".
ResponderEliminarYo sigo sin saber cómo puede la gente ver eso.
ResponderEliminarlo que está claro es la vulgaridad prima en la televisión de este país. Si es ordinario y barriobajero, gusta.
ResponderEliminarinvolución?
Jajaja, ¡qué bueno este texto!
ResponderEliminarLo de los ultras y los boixos no estaría mal..;)