Pelis: Matar a un ruiseñor

Todo el mundo sabe que tu abuela te cambiaría por Jaime Cantizano. Eso es así.

En cambio, si nos pusierámos en la situación en la cual dejasen a tus progenitores elegir a su hijo ideal, en vez de al capullo e inadaptado social que les tocó en la tómbola del denominado milagro de la vida, pongo la mano en el fuego a que escogerían al Atticus Finch de Matar a un Ruiseñor.

Porque el personaje interpretado por Gregory Peck (el papel de su vida por cierto) es más bueno que un Boy Scout. Honrado a carta cabal, valiente, progresista,buen padre, sensible, culto, bien vestido y aseado... Resulta imposible no caer bajo el hechizo del bueno de Atticus, y flipar con su entereza moral y honestidad. Como Aznar. Un héroe de los de antaño.

A todo esto, Matar a un ruiseñor es un peliculón como la copa de un pino, uno de los mejores que he visto en mi vida. Para el que no la haya visto, el asunto principal del filme es el juicio (más bien pantomima) a un joven negro por una violación que no cometió, en un pueblucho intolerante y asqueroso del sur de los EEUU.

El abogado defensor del acusado es nuestro ídolo (Aznar no joder, Atticus), el cual, a pesar de todas las presiones xenófobas que recibe por parte de sus vecinos, defenderá a capa y a espada la inocencia del muchacho.

Para la galería, y como dato curioso, en esta pelicula nos encontramos con la primera (y sorprendente) aparición de Robert Duvall, el futuro Tom Hagen de (paraminoeslamejorpeliculadelahistoria) El Padrino.

Usaré el mítico ya no se hacen películas como ésta. Pero ni de lejos.

Un diez como una catedral