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jueves, 21 de mayo de 2009

Discos: The pains of being pure at heart


No tiene título este disco. Se titula el solito, vamos. O lo titulamos nosotros. Un pronombre importante, nosotros, y más en este caso; porque las 10 canciones que dan vida al álbum debut de uno de los grupos que más van a dar que hablar en el futuro (y que como va siendo norma tardo en comentar meses y meses; miedo a exagerar, supongo) llevan ímplicito el sello de nuestras relaciones, el plural de primera persona, lo tuyo y lo mío, lo mío y lo tuyo, lo nuestro.

Es la transición del mundo juvenil al adulto los motores de su ideario; ese choque de emociones tan característico de este período, recuperando para la causa ese tonillo noventero tan adorable de los Teenage Fanclub, pero aquí recubierto, en parte, de ruido, vamos, My Bloody Valentine, pero adaptado a los tiempos que corren, sin caer en el revival facilillo. El arbol genealógico de sus influencias es tan grande como su habilidad para interactuar y crear algo para consumir aquí y ahora.

No busquéis trascendencia. No es eso. Solo usar la música como redención de los sentimientos de culpa, además de darse cuenta de la utilidad de los muros de feedback como una herramienta más que útil para expresar la inmediatez con la que se vive en la adolescencia, ese teen spirit que de vez en cuando viene la mar de bien.

Descarga directa

Un flechazo instántaneo, y un 8.5




3 comentarios:

Hable ahora o calle para siempre.