Tras pasar varios años sin verse, un
grupo de amigos se reúnen en una mansión inglesa para pasar juntos
la Nochevieja.
Bajo este argumento, y apoyado en un
lúcido guión y en las magníficas interpretaciones de los Stephen
Fry, Emma Thompson, Imelda Staunton o Hugh Laurie; Kenneth Branagh
ofrece una visión universal del paso a la madurez, y de cómo esta
destruye la mayoría de los sueños. Es sencillo identificarse con
esos antiguos colegas y proyectar en ellos la incertidumbre de cómo
será nuestra vida cuando entremos en la treintena. ¿Podré mantener a mis amigos? ¿Les pareceré un capullo a todos? ¿Estaré
casado y aburrido?
Preguntas cotidianas en las que
'Peter's Friends' ahonda a la perfección, dentro de una sorprendente
cercanía (ayudada por una dirección casi teatral y una nostálgica BSO muy ochentera) que otorga a la película una (falsa) sensación
de levedad que le permite caminar por senderos profundos sin caer ni
en el dramatismo cargante ni en la superficialidad.
¿Edulcorante? Puede que en algún
momento, pero creo que justo esa carga emocional ayuda a terminar de
cerrar el círculo de una película que consigue comunicar una
apreciable sensación de melancolía. Y la lagrimita al final cae,
para qué engañarnos.
8
vaia, vaia, así que nos estamos haciendo mayores, eh?
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