Hasta nunca, Saturday Night Live

Ya era hora. Ayer se confirmó que la decepción de la temporada, el insufrible Saturday Night Live, que tan bien pintaba y que tantos disgustos nos ha dado a todos y todas, se despedirá para siempre de la parrilla de Cuatro. Gracias a dios solo habrá que soportarlo tres emisiones más.

Si hablamos de audiencia, la cosa es para echarse a llorar. Tras un arranque espectacular (13% de cuota, el mejor estreno de un programa de entretenimiento de la cadena), fue perdiendo adeptos progresivamente (supongo que en el mismo grado que iban perdiendo gracia sus chistes sobre caca culo pedo pis), hasta llegar a un 7% en el último programa (casi dos puntos menos que la media de la cadena).

Pero mucho peor que el tema de la audiencia es la imagen que se ha dado. Porque vamos, si yo fuera el creador del Saturday Night original, demandaría a los responsables españoles ante el Tribunal de Crímenes contra la Humanidad. Queriendo dar un toque modernillo, progre, con gente guay y con invitados aún más guays, el tono de humor del programa no fue más que una revisión de la mítica Noche de Fiesta, entrecruzado con un homenaje rendido a Los Morancos.

Entre todo esto, y el elevado coste de producción (300.000 pavos por programa), la cancelación fue la mejor idea que se ha tenido en todo este proyecto.

Lo único que saco en limpio es que Eva Hache está bastante potable.