Todo por la pasta

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Que la industria del disco está en una crisis mayúscula no es ningún secreto. Y tampoco debería serlo que su recuperación jamás vendrá en forma de cd.

El futuro forzosamente está ligado a Internet, y la venta de canciones por este medio supone un gigantesco problema para las discográficas. Si se controlase la piratería y cada grupo pudiese vender sus propias canciones no harían ninguna falta en lo que a distribución se refiere y quedarían relegadas, en el mejor de los casos, a la grabación de los álbumes o ayuda en la contratación de conciertos. Por razones como estas poco a poco se están buscando las castañas como buenamente (a veces malamente) pueden; ya sea poniendo sobre la mesa la polémica idea de cobrar un porcentaje a sus grupos en los beneficios de los conciertos (ampliamente debatida en jnsp) o lanzando desesperados álbumes de grandes éxitos en muchas ocasiones ante la negativa de los propios grupos.

La nueva vía para la difícil supervivencia del disco viene de la mano de EMI, a través de la iniciativa ‘Abbey Road Live’. La idea es sencilla. Se graba el concierto de un grupo. En el mismo recinto se edita el álbum y a la salida, con la máxima prontitud, se comercializa. El proyecto piloto se ha realizado con los dos conciertos consecutivos de Blur en Hyde Park y ha tenido los resultados de más de diez mil copias vendidas. Reconocerán que la idea es buena. Fans llenos de cerveza y emocionados tras el subidón, dispuestos a recordar ese gran día por unos cuantos euros. Pues claro. Quince días después tirados en cama con el ordenador. Ni pa’ dios, me gusta más Oasis.

Puede ser también una ayuda adicional para los grupos, que poco a poco también se van desfasando con el merchandising (preservativos Scissor Sisters, bragas estampadas Franz Ferdinad, bolsos Leonard Cohen… verídico) haciendo flaco favor a su imagen.

Quizás esto sea sólo un parche, pero con los tiempos que corren las ideas para no perder comba parecen no tener techo.