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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Series: The Big Bang Theory



Asegurarse como mínimo ocho o nueve carcajadas por capítulo (de tan sólo veinte minutos de duración, que se pasan en un abrir y cerrar de ojos), es la mejor carta de presentación posible para esta serie, que eleva a los geeks (frikis de Star Trek, videojuegos, señor de los anillos, Star Wars...), a los altares de la comedia inteligente.

Todo empieza con el establecimiento de Penny (atractiva es poco calificativo para esta chica) en el apartamento de enfrente al que comparten Leonard y Sheldon, tan brillantes a nivel científico como ineptos a la hora de relacionarse con el resto de los mortales (con la honrosa excepción de sus colegas Rajesh Koothrappali y Howard, de la misma calaña).

Con estos ingredientes, que podrían acabar derivando en una sitcom al uso (con la tensión sexual chico-chica y el resto de secundarios haciendo gracietas) se acaba convirtiendo en algo absolutamente descacharrante.

Porque cada uno de los personajes tienes su encanto particular, con rasgos personales e intransferibles. La imposibilidad de hablar con las mujeres de Raj (a no ser que esté tajadísimo), la intolerancia a la lactosa de Leonard o las pervesiones sexuales (sobre el papel, claro, porque el chico no es lo que se dice una Casanova) de Howard se unen a Sheldon, que se erige, con el paso de los capítulos, en el verdadero motor del asunto.

Este muchacho se convierte por méritos propios en una de las apariciones más brillantes de los últimos tiempos. Increíble, ocupa la pantalla entera con su presencia. Aunque claro, con esa personalidad (superdotado, brillante, soberbio, obsesivo-compulsivo, asexual...) y su riqueza gestual (tiene una galería de tics increíbles) no se podía esperar otra cosa.

De obligada visión. (Eso sí, en versión original, que el doblaje es nefasto).

8 comentarios:

Hable ahora o calle para siempre.