Desde luego Future Islands no son los más indicados para hacerte trizas contra la concurrencia entre pogo y pogo, lo suyo oscila más entre la introspección y el mover cabeza y pie a un ritmo animado, pero es que su liga no es la de los Ramones ni lo pretenden, y en On the water vuelven a airear las banderas que más les gustan, dejándonos otra nueva colección de canciones continuistas respecto a In evening air, trabajo una pizca superior (lo cual se les perdona porque ese disco es mucho disco).
De nuevo, los medios tiempos en los que siempre hay algo que suena esperanzado; los cambios de ritmo con emoción contenida, con esa forma tan rara de conseguir que el no hacerla estallar sea mejor que darle rienda suelta; de nuevo la particular voz de Samuel T. Herring, donde sin duda, o al menos para mí, reside la magia de este grupo. Porque en este grupo hay magia, sólo hay que saber encontrarla.
En un compacto bloque de once temas como este, los cortes no destacan especialmente entre sí, dando la sensación de que esa es precisamente la idea: crear una cálida amalgama con la que cubrirte y que ya no haga tanto frío en la calle, que las fachadas de los edificios ya no estén tan estropeadas, y que el sol, ahí arriba, brille un poco más de lo que te esperabas antes de salir de casa. Hay algo benévolo en cada una de las canciones que hacen estos tipos, y aunque al terminar el disco probablemente no quede en la memoria ningún tema concreto (a pesar de que Give us the wind y Before the bridge sean seguramente las mejores), en el paladar se queda un buen sabor de boca de esos que nunca te llegan a cansar.
Mientras nuestros oídos se sigan encontrando este tipo de caricias por el camino, aún nos quedará esperanza en alguna parte. Cruzad los dedos.
Destacan: Give us the wind, Before the brige y The great fire.
Le ponemos un: 8
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