Es complicado valorar el debut de
Dolores. Conceptualmente es un disco de angustia y oscuridad, pero la forma es bastante más heterogénea. Sobre todo por irregular,
ya que dentro de 'Disco Póstumo' hay un par de rompepistas, algunas
buenas ideas y otras peores que emborronan el conjunto.
Empiezo con lo que no me gusta. No me
gusta cuando Dolores ilumina alguna canción. La mezcla de pop con el
noise-punk mola, pero es un cóctel sensible y si pones demasiada
luz puede suceder algo parecido a lo que pasa en una discoteca cuando
se encienden las luces y descubres que tu acompañante no era tan
guapo como parecía. Algo así me pasa en 'Cocodrilos de marfil' y
'No hay lugar', donde la línea de guitarra no consigue soportar el
lastre de una voz-letra muy poco convincente, que termina provocando
que se le vean las costuras a la composición. 'Avenida de América'
(directamente pop) corría ese mismo riesgo, pero termina flotando gracias a un buen final que rescata los papeles recordando a
Nadadora, grupo al que también se arriman en la meritoria 'La
estructura de las revoluciones científicas'.
A partir de estas últimas dos
canciones el disco empieza a subir nota. 'Volcán' gusta por un
ejercicio punk casi lúdico, y 'KDR', 'Temblor' y 'Fiebre de' son
tres buenas canciones que sirven a Dolores para terminar de diseñar
el traje en el que creo más cómodo se encuentran. Un guitarreo
noventero enérgico y con personalidad, que en sus mejores momentos
consigue traer a la memoria a Sleater-Kinney.
Ese es el camino que podría recorrer
en el futuro Dolores. Un camino que de momento han empezado a
explorar, encontrando mientras canciones como 'Cortafuegos' y 'Nicho/Loft'. Dos temazos de altura que cumplen con todo lo que se le
pide a un single a la vez que investigan hasta dónde podría llegar
la personalidad del grupo.
6,5
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