Carlito (Pacino) acaba de salir de la cárcel tras cinco años de condena por tráfico de heroína, y, por asombroso que parezca, su estancia tras las rejas le ha hecho cambiar, y querer dejar atrás toda esa mala vida.
Pero los pecados se pagan, y a Carlito nada le saldrá como esperaba, viéndose progresivamente más acosado por las circunstancias. El sueño es un sueño roto, y De Palma lo avisa desde el primer fotograma.
Los planos están cuidados al detalle, cargados de significado. Hay algunas escenas que son puro CINE (la entrega del dinero con su primo, o la final en la estación), y las actuaciones de Sean Penn (el abogado cocainómano) y Pacino son perfectas, fallando únicamente ese personaje femenino tan estereotipado y manido.
El muy excesivo e irregular De Palma firma con esta película uno de sus mejores trabajos, una suerte de Scarface a la inversa, donde Carlito Brigante busca justamente lo contrario que Tony Montana. Cuando antes había ambición desmedida, ahora hay deseos de una redención escurridiza como la sangre en la que está bañada.
Considérenla una revisión de Crónica de una muerte anunciada. Una gran película.
Un señor 8,5
Me la veo ahorita papi!! Qué cómico!!
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