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sábado, 10 de octubre de 2009

Nacho Vegas en la Sala Capitol (Santiago de Compostela, 9-10-2009)


La redacción (casi) al completo de Cierraelmaletero y unos buenos amigos para animar el cotarro asistimos a ver al amigo Nachete con ilusión y motivos fundados para creer que ibamos a ver un gran concierto. Y así fue. Lo vimos (VAYA si lo vimos).

Quitando hierro a los distractores, que eran bastantes, a saber: el pelo imposible de Abraham Boba , la cara de capullo que se le pone a Xel Pereda al tocar , un público que coreaba casi todas las canciones (lo que no se puede negar que molesta un huevo y parte del otro) o los tranquilos y generosos en duración parones entre canción y canción, fue un buen concierto. Porque sí. Porque hoy día, este señor, casi sin despeinarse, puede hacer que tararees, que te emociones, que des palmas con cara de gilipollas, que se te ponga la carne de gallina o que te rías con sus (curiosos) chascarrillos con los que de muy vez en cuando ameniza el ambiente. Tengo que decir que hoy día en la escena musical es muy complicado encontrarse a alguien capaz de dominar la carga emocional del público de esta manera. Y ayer, pese excepciones, parece que nos quería hacer pasar un buen rato.
Las canciones que tocó así lo atestiguan, ya que excepto en algún que otro momento intimista (ese brutal comienzo con "Ocho y medio"), tiró de la parte más rockera de su repertorio, haciendo que (!incluso!) la gente se permitiera algún que otro bailoteo. Porque esa es otra. Lo feliz, saltarín y cantante que estaba el público. Vamos, que depresión cero, amigos.

Puede ser este un análisis un poco facilón, ya que no se puede olvidar la tristeza inherente de algunas otras canciones como "Días extraños", "Detener el tiempo" o "Maldición", que, si bien, no te hunden en la más mísera de las miserias, no dejan de llevar de la mano a un estado de melancolía reflexiva o la crueldad brutal de "Morir o matar", que supuso uno de los momentos álgidos del concierto. Pero es que la sensación final y, el (tengo que decir) craso error de romper el ambiente entre canción y canción con pausas excesivamente largas hicieron que el subidón y la ironía vital vegasiana (representada en su grandeza en "El hombre que casi..." y "Nuevos planes...") ganara a la depresión y todos salieramos del concierto con una sonrisa tranquila marcada en los labios. Es que acabar con "Perdimos el control" es mucho decir, si hasta salimos con ganas de marcha. Y eso que Nachete tiene fama (ganada) de cantante deprimente... Que bueno es, el cabrón, y que amplio es ya su repertorio.

Por su riqueza, su potencia y su carga emotiva
se ha ganado a pulso un 8

8 comentarios:

  1. Pfff si usted le pone un 8 yo esq le pongo un 10, si normalmnte nacho me hace darme a la mala vida, esta vez era imposible no mover por lo menos el pie marcando el ritmo, q fuerza en vivo q impetu q desden q cosa loca...

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  2. Pues a mímucho menos molesto las canciones no me parece ni mucho menos molesto, es más, me gusta.

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  3. Yo os vi cantando. Con poca gracia, pero habríais la boca intentando encajar las sílabas. Todo muy elegante y moderno.

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  4. abríais, no habríais. Capullo.

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  5. tu puta madre bien, no?

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