Discos: "Histoire de Melody Nelson" (1971) Serge Gainsbourg

"mi melody nelson
encantadora gilipollas
encantador coño
eras la condición
sine qua non de mi razón."

Serge Gainsbourg es un maldito ídolo. Todos querríamos (o hablo por mí, por lo menos), siendo feos como sapos leprosos, ligar con alguna de las chicas mas guapas (por ser finos) del siglo XX, vease Brigitte Bardott o Jane Birkin. También tener la posibilidad de salir en la televisión borrachos como cubas y decirle a Whitney Houston aquello de "I want to fuck you". Pero aparte de un tío que las liaba pardas, pardas pardísimas y con mucho gusto por el alcohol y derivados, era , en fin, un artista creativo y jodidamente poético. No en vano le llamaron "nuestro Baudelaire". Tan odiado como querido, tan respetado como repudiado, siempre tenia un as grandioso en la manga. Desde canciones que tonteaban con el incesto ("Lemon Incest" cantada con su hija Charlotte) a discos que hablaban de Hitler y Eva Braun en clave de rock muy ácido ("Nazi rock") pasando por revisiones reggae del sobreamado himno francés ("Aux armes").No fue una vida especialmente feliz la suya, pero Dios sabe que la exprimió hasta los límites.

Y nos ha dejado, aparte de una vida increíble, una obra maravillosa que transciende la provocacion por la provocacion, en la que explora (y/o explota) todos los géneros musicales habidos y por haber, y en la que , en mi humilde opinión, el disco que nos ocupa hoy está entre lo más destacado. Este disco es pura poesía. Una mini ópera rock de 28 minutazos, en las que el bueno de Serge nos dibuja su Lolita particular, personificada en su bienquerida Jane Birkin. En estas 7 canciones vomita todas sus miedos, el terror provocado por perder un amor confundido con obsesión al que se aferra con las últimas fuerzas que le quedan. Ella es demasiada volátil y bella y el demasiado autodestructivo y feo. Los paralelismos con la vida del autor son imposibles de ignorar, pero la obra va mas allá de algo puramente anecdótico o autobiográfico. La parte musical es impecable, con un equilibrio perfecto entre las bases eléctricas, muy influenciadas por la psicodelia y unos arreglos de cuerda geniales, que empujan la poesía superdotada de Gainsbourg, empastando perfectamente y la llevan exactamente hacia donde quiere ir. Para la posteridad quedan esos toques a requiem de "Cargo de Culte" y esa forma tan él de susurrar de "L`Hôtel Particulier"

En fin, un disco maravilloso, maravilloso, maravilloso. Casi tanto como Jane Birkin.

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